jueves, 7 de enero de 2016

SISTEMA ELECTORAL AUTÓNOMO PARA RESTABLECER VENEZUELA

Rómulo Lares Sánchez

para

Alfredo García Deffendini

En relación con vuestra solicitud de opinión sobre el documento “El Sistema Electoral y el Cambio” del Profesor Genaro Mosquera C., de esta fecha.

Copias para: Genaro Mosquera C., Nedo Paniz, Amaury García Deffendini, Reinaldo Vargas y demás peticionarios, así como el resto de los compañeros y corresponsales del Frente Patriótico.

Estimo que con el objeto de informar debidamente a los lectores y amigos del FP y de la Sociedad Civil en general, fuese publicada la presente nota.

Muy estimados compatriotas, compañeros y amigos.

Ciudadanos, todos.

Esta opinión se fundamentaría en el ejercicio de la especialidad administrativa y electoral, el estudio y la reflexión sistemática y permanente sobre la serie de acontecimientos relacionados con los procesos organizados en el Sistema Electoral-SE por el CNE a partir de 1999 hasta el presente.

Como referencia para opinar sobre este tema, de utilidad en cualesquiera otros de su tipo, estimo que existirían entre otras, por lo menos dos condiciones necesarias que referiré más adelante, que en determinados casos podrían también ser suficientes para describir el alcance del control totalitario, de las vidas, de la opinión pública en y sobre Venezuela durante el lapso referido.

Ahora bien, en mi caso particular, lo hago ejercitando la representación de la Sociedad Civil, no la de rojos, azules, verdes, blancos, violetas o amarillos, de ninguna ideología o religión, desde el instante en que acepté juramentándome ante el Poder Legislativo en junio 2000 como miembro de un directorio designado por unanimidad y, ratificándolo cuando tomé la decisión de desconocer, a partir de agosto 2003, tanto al CNE designado en esa fecha por el Tribunal Supremo de Justicia, declinando la invitación de los miembros de la Sala Constitucional para conformarlo, así como a los demás poderes públicos proclamados sucesivamente por aquél, de manera que las opiniones que emito las produzco desde la perspectiva más amplia de un observador, ciudadano interesado y, en el caso particular en relación con el SE-CNE, como una víctima más de la Sociedad Civil y nunca desde la de una organización o persona que participase consciente o inconscientemente en el Sistema Electoral, ni desde cualesquiera de los dos “bandos” generalmente aceptados como polarizados, es decir, el “régimen” y las “oposiciones”, por cuanto en nuestro criterio habría sido suficientemente demostrado que ambos conglomerados de grupos y de personas que conforman y sostienen el fraude del SE se identifican como uno sólo: “régimen-oposiciones” y no podrían ser reconocidos como representantes del resto de los habitantes y ciudadanos por varias razones adicionales, la fundamental, porque excluyen toda otra voz disidente, sin excepción, de esta manera los demás ciudadanos, participantes o no en el SE, han sido y son sistemáticamente excluidos, los activos o individuos que ejercen el sufragio de manera independiente, son arreados al voto nulo o a la abstención impidiendo el debate sobre el sentido del rechazo al Sistema Electoral-SE que en otros países se contabiliza mediante el voto en blanco, por lo que a pesar de la notoriedad del fraude se habrían hecho también cómplices de la mayor institución para el engaño, la manipulación y el fraude a la voluntad del colectivo y por lo tanto, serían todos corresponsables directos de las consecuencias, tales como, la más grave quizás y protuberante serían los crímenes que los usurpadores de los poderes públicos proclamados fraudulentamente y disfrazados de “régimen-oposiciones”, tendrían que explicar y por los que deberían en su momento responder ante los tribunales penales nacionales, especiales e internacionales, cuando fuese restablecido un Estado, o la República de Venezuela.

Aunque el voto en blanco en Venezuela no existe como instrumento determinante para medir el rechazo a la “oferta electoral” específica o a la “credibilidad del sistema (SE)”, dispondríamos sin embargo de otro instrumento aún más poderoso para manifestarlo, correspondientemente, conformado por la condición de “no obligatorio” del voto así como la gestión libre  para manifestar el deseo de “participación” en el Sistema Electoral-SE mediante la inscripción voluntaria en el Registro Electoral-RE consagrado en el espíritu y en nuestras tradición constitucional y adicionalmente por su letra a partir de 1999, que contradictoriamente nunca habría sido más obligatorio y automático, manifestaciones que también son encubiertas mediante argucias que promueven el “régimen-oposiciones” y divulgan en gran escala los medios de comunicación, censurando y autocensurando cualquier crítica y desviando la atención hacia el cúmulo de arbitrariedades y muestras de “ventajismo” de todo orden para conformar las “cortinas de humo” que sin embargo, tendría un impacto marginal a la hora de anunciar y proclamar los “resultados” de una maquinaria diseñada y aceitada para el fraude.

Estas afirmaciones son emitidas en razón de la evidencia incontrovertible de la manipulación mayúscula y escandalosa de “todas” las bases de datos oficiales, así como de los resultados que generan las “encuestas” alimentadas por la “data oficial” como si ésta tuviese alguna credibilidad, determinando en primer lugar un origen-proclamación fraudulento y en consecuencia la usurpación de la representación-ejercicio de dichos poderes-instituciones, adicionalmente, en segundo lugar, por un desempeño de tales usurpadores que no podría en criterio de un observador debidamente informado a partir de las evidencias de tal gestión pública, sino ser declarado por completo al margen del Derecho, violentando como política de Estado cada uno de los derechos humanos descritos en la jurisprudencia internacional de la Justicia Penal Internacional y, adicionalmente, es decir, de manera pública, notoria y comunicacional, asociados al crimen organizado, narcotráfico, subversión, legitimación de capitales, usando las mismas instituciones del Estado para el soporte de tales organizaciones criminales, cómplices, organizaciones subversivas y Estados “forajidos” (reconocidos de manera insólita por instituciones internacionales tales como la ONU, OEA, C. Europea, MERCOSUR, ALBA) convalidando el apoyo de tales actividades encubiertas en y por las instituciones internacionales y bajo su protección, así como ejecutadas por el “Estado venezolano”.

¿Cómo podría un resultado diseñado en “La Habana” y ejecutado por el CNE, como todos
los organizados a partir de 2003, “ganados” o “perdidos” por el “régimen-oposiciones” que en última instancia representarían lo mismo en cuanto al origen de su ejercicio de la función pública, monitoreado para generar “celebraciones” o “castigos” de rojos o azules según las circunstancias, que estimularía un coro enorme de carcajadas de la burocracia cubana, vergüenza para el gentilicio venezolano, ser considerado como que: “el rechazo popular ganó las elecciones parlamentarias”?

Con tales antecedentes, a pesar de la explicable desesperación y confusión generalizadas por el desmantelamiento de Venezuela y nuestra sociedad, sorprende que una vez más, profesionales competentes e informados sobre el tema argumenten tomando como base para tal reflexión la data que suministra la institución más perversa del régimen totalitario de ocupación extranjero que al mismo tiempo cuestionan, para otorgar el supuesto “triunfo” a unos o a otros.

Sorprende aún más, que se promueva la legitimación directa de otra institución del Estado, la “Asamblea Nacional”, surgida a partir de otro acto írrito más del CNE y como consecuencia todas las demás, TSJ, Consejo Moral Republicano y el propio CNE, aunque la explicación tiene su origen en la participación en el fraude electoralista y en la “celebración” de la proclamación de “diputados” tan ilegítimos, ilegales y usurpadores del Poder Público como el resto de los proclamados: Ejecutivo, de los estados y municipios, que sólo consolida estos poderes así como el fraude que les dio origen, y para la opinión nacional e internacional la celebración de la “democracia venezolana”.

Algunas cifras, no oficiales por supuesto, pero consistentemente recogidas por lustros y procesadas por organizaciones como el OBSERVATORIO VENEZOLANO DE VIOLENCIA-OVV, anunciarían que este 2015 habría cerrado con alrededor de 28 MIL asesinatos. Asesinar 260 mil personas a partir de 1999 requiere de la organización de una maquinaria para el asesinato, que no sólo es responsabilidad exclusiva del Estado y de los individuos que ejercen los poderes públicos, sino que, adicionalmente, en el caso de Venezuela abundarían las evidencias de que quienes dirigen esta maquinaria del terror son los propios usurpadores de los poderes públicos. Punta del iceberg del apartheid criollo, conjuntamente con la persecución, el acoso, el asalto, el secuestro y el exilio.

Hablar de “ciencias políticas” sería también hacerse cómplices del fraude institucional, promoviendo el drama venezolano como “político”, argumento probablemente válido a principios del siglo XX pero imposible de sostener en el XXI, cuando sabemos que en Venezuela no existiría “política” sino “crimen organizado” transnacional y, como algunos estudiosos, intelectuales y artistas con fundamento afirman en sus densas obras y creaciones, ya no existiría Venezuela, sino una ex Patria o un ex país.

Promover dentro de estas circunstancias la remoción de los usurpadores del directorio del CNE desde tal Asamblea Nacional, del que insisto me considero miembro legítimo en el “exilio” a partir de 2003, sólo contribuiría a legitimar los fraudes y sus consecuencias, algunos referidos a partir de 1999, acción que también celebrarían instituciones tales como los militares y miembros de la “Policía Constitucional” (concepto promovido acertadamente por el honorable y desaparecido Profesor Enrique Tejera París) porque les sirve de burladero para evadir sus responsabilidades y disimular su deshonra, primeros cómplices de la violación de la soberanía, de los derechos humanos y del imperio de la Ley, traidores todos, acompañados por los medios de comunicación, iglesias, academias, gremios, sindicatos, organizaciones empresariales, en fin, por quienes pretenden desconocer y esconder la realidad otorgándole prioridad al “gatopardismo” o “lampedusianismo”, es decir al “business as usual”, pero ¡atención!, en Venezuela no circula un billete o un documento negociable que no se encuentre empapado en el holocausto de la sangre de centenares de miles de venezolanos y residentes y por el terror de las mayorías.

Aparte de estas modestas consideraciones administrativas, jurídicas y éticas, habría también sido demostrado suficientemente que no sería posible utilizar los instrumentos diseñados para diluir a Venezuela y crear otra farsa de nación, con el propósito de rescatarla.

Que no sería posible resolver un problema hasta que no se reconociese su existencia.

Que un gesto típico criollo del gatopardismo-lampedusianismo, adornado con la entrega al nuevo amo de la “patria”, en el propio hogar, de las “hijas” o de las “esposas”, que habría sido en nuestra historia señalado como resuelto, en el caso de las primeras como “el fortalecimiento y consolidación de las familias” y de las últimas, con la caricatura de la “venta del sofá”.

Con gestos como éste que muchos promueven, consecuencia de otros gestos anteriores como las “elecciones parlamentarias” del 6 de diciembre que tantos promovieron, aunque se excuse con argumentos tales como ¡¿y, cuál es la alternativa?!, prácticamente retapizaríamos el sofá de la familia venezolana.

Con la mayor estima, consideración y aprecio,


Caracas, 4 de enero de 2016


Petición contenida en:
http://www.frentepatriotico.com/inicio/2016/01/05/el-sistema-electoral-y-el-cambio-2/