jueves, 12 de agosto de 2010

LA HORA DE LA JUSTICIA EN LA GRAN COLOMBIA

LA HORA DE LA JUSTICIA DE LA GRAN COLOMBIA: ¡ORDEN DE CAPTURA DEL USURPADOR DE LA PRESIDENCIA DE VENEZUELA!

Rómulo Lares Sánchez. 9AGOSTO2010



El banquete de institucionalidad que representó la sesión solemne del Congreso Nacional de Colombia en la Plaza de Bolívar de Bogotá, el sábado 7 de agosto, conformado por los símbolos del Estado, invitados internacionales y los discursos de los presidentes del Congreso, senador Armando Benedetti y de la República Juan Manuel Santos, dejan al desnudo el contraste por la pérdida del Estado de Derecho en Venezuela y la sumisión absoluta de nuestro territorio e instituciones al control del crimen organizado transnacional, disfrazado de ideología castrista y también del Foro de Sao Paulo.



Darle crédito al contenido del discurso de asunción a la Presidencia de Colombia obligó el titulo de esta nota interesada desde Venezuela.



A pesar de que no tuvo expresión el Poder Judicial de Colombia, sí subrayó el nuevo jefe del Estado que: "Como demócrata integral, creo y defenderé siempre la independencia de la Justicia en Colombia, condición esencial de la separación de poderes, que es el alma de la democracia moderna. Por eso reitero mi invitación a las Altas Cortes para que trabajemos en completa armonía,… El próximo lunes me reuniré con los magistrados para cimentar esta relación armónica, fundamental para el buen desarrollo del Estado". Esperaríamos sólo que éstas asuman su responsabilidad histórica ante la iniciativa de la Presidencia de Colombia, al denunciar el presidente Álvaro Uribe al usurpador de la Presidencia de Venezuela ante la Corte Penal Internacional y a su régimen ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.



El presidente Santos sabe que Venezuela perdió su condición de democracia desde 2003, porque existe un sufragio que es el fraude más escandaloso de la historia, mediante el que usurpa el régimen todos los poderes públicos y los espacios de elección popular, siendo los pocos que ha reconocido para sus aliados de otros partidos históricamente democráticos para promover la imagen del Sistema Electoral fraudulento y de una democracia que no existe.



La evolución socio-política colombiana durante el período presidido por Álvaro Uribe, del establecimiento exitoso de la Política de Seguridad Democrática-PSD, con la colaboración inmediata, directa y fundamental de Juan M. Santos, se mantiene, iniciando el nuevo paso de la Política de Progreso Democrático-PPD, que esperamos que contribuya allende su frontera con el restablecimiento de la democracia venezolana.



Se inicia el Progreso Democrático con la conformación de un gobierno de unidad nacional, no centrado en el sentido burocrático, que se refleja sin embargo en nombramientos claves de los miembros del Gabinete de Ministros, y sobre todo en el reconocimiento de los partidos políticos como la condición de indispensables para la existencia de la democracia, también de los de oposición, contribuyendo con hechos, con la creación del Partido de la U en 2005, que se trasformó a la sombra del Poder Ejecutivo, en el mayor de Colombia en las recientes elecciones legislativas y regionales.



Las cosas buenas, necesarias para la estabilidad democrática de Colombia, serían también buenas para Venezuela: "Colombia necesita partidos sólidos, serios y de vocación permanente, con posiciones diferentes sobre la Sociedad y sobre el Estado". "Tampoco puede operar una democracia verdadera sin una prensa libre,…..sin una oposición seria o sin el equilibrio de los contrapesos del poder".



El drama nuestro en Venezuela es que nos enfrentamos al hecho de que el régimen que usurpa la Presidencia, la representación del Estado y la jefatura de las Fuerzas Armadas es reconocido por Colombia y por la comunidad internacional, a pesar de la abundancia de evidencias de la inexistencia de esas características de la democracia ni del Estado de Derecho, y adicionalmente la asociación de Chávez y su régimen con la subversión y el narcotráfico, por lo que Álvaro Uribe cumplió su promesa e introdujo una acusación más ante la Corte Penal Internacional. Colombia, no estaría condicionando el reconocimiento del régimen venezolano, a pesar de que es público, notorio y comunicacional que en Venezuela estamos bajo la ocupación del crimen organizado transnacional, disfrazados con las "ideologías" referidas.



Pero, la consolidación de la Seguridad Democrática requerirá también la destrucción del mayor aliado de los mayores enemigos de Colombia, la subversión y el narcotráfico: Chávez y su régimen. ¿Cómo entonces no imaginar posible que esta semana, en base a todas las evidencias de su apoyo y asociación con la subversión y al genocidio, que obligarían al gobierno de Colombia a tomar acciones proporcionales de legítima defensa, como lo hizo cuando bombardeó un campamento de las FARC en territorio ecuatoriano, pero fue escandalosamente criticado a pesar de las evidencias de sus vínculos con el gobierno aliado de Correa? Este martes no tendría necesidad de violar el territorio de otra nación si actúa y captura al capo de la subversión en su propio territorio y lo entrega a la Justicia colombiana, para que ésta eventualmente lo haga al Tribunal Penal Internacional, porque sabemos los colombianos y los venezolanos que es imposible imaginar su juicio en Venezuela y difícil pero posible en Colombia.



El Presidente Santos declaró que: "Es posible tener una Colombia en paz, una Colombia sin guerrilla, ¡y lo vamos a demostrar! Por la razón o por la fuerza". Entonces, ¿concebirá este objetivo empujando la guerrilla hacia Venezuela? no, porque sería una contradicción escandalosa con la PSD, la PPD y adicionalmente porque anunció que: "El respeto, la cooperación y la diplomacia serán los ejes de nuestras relaciones internacionales. Queremos vivir en paz con todos nuestros vecinos. Los respetamos para que nos respeten". En efecto, todo esto sólo es posible con vecinos con gobiernos representantes del Estado de Derecho, amantes de la paz y de la hermandad con los colombianos, pero sin garantías al estar sometidos por un régimen totalitario del crimen organizado y sus aliados internacionales, condiciones éstas contrarias con su declaración.



¿Estará el régimen venezolano en la categoría de "grupos armados ilegales que invocan razones políticas y hoy hablan otra vez de diálogo y negociación,….", o en los del narcotráfico para el que pareciera que continúa la política de no negociación? “Pero mientras no liberen a los secuestrados, mientras sigan cometiendo actos terroristas…, seguiremos enfrentando a todos los violentos, sin excepción, con todo lo que esté a nuestro alcance". ¿Cabría el régimen de Chávez en esta otra descripción?, no, porque aunque libere Chávez a todos los secuestrados por el sistema policial y penal del régimen, continuaríamos todos los venezolanos y colombianos residentes secuestrados, mientras el régimen del crimen organizado permanezca usurpando la representación del Estado y violando de forma permanente los derechos humanos de todos.



"Colombia está llamada a jugar un papel muy relevante en los nuevos espacios globales, y aspiramos asumir –después de 40 años de estar a la defensiva- el liderazgo que nos corresponde en los escenarios internacionales". El primer escenario internacional en el que debería promover el liderazgo regional Colombia, es en el de la contribución con la neutralización del régimen del crimen organizado transnacional de Venezuela, que se exporta a la región y nos acerca a conflictos internacionales de mayor gravedad, por sus alianzas con la carrera armamentista nuclear y la exportación de la subversión en el Continente, de la que Colombia es su primera víctima, como se desprendería de las decisiones del Presidente Uribe de acusar a Chávez ante la Corte Penal Internacional y a su régimen ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.



"Queremos vivir en paz con nuestros vecinos. Los respetaremos para que nos respeten". El colectivo venezolano espera que la Presidencia de Colombia nos respete como nosotros los respetamos, contribuyendo para capturar al delincuente mayor, para asegurar su aspiración y la nuestra, de vivir en paz interna y con nuestros vecinos. Colombia en armas, no ha tenido los 140 mil asesinados con impunidad en 10 años en Venezuela.



En el caso de Venezuela no se trata de diferencias ideológicas. Otorgarle el carácter de ideología a la práctica del crimen organizado transnacional en nuestro caso es un tema que debemos observar cuidadosamente "Entendemos que sobre las diferencias ideológicas se impone el destino compartido de hermanos de historia y de sangre, que nos unen propósitos comunes para trabajar por nuestra gente y por nuestra región". También consideramos la alta población colombiana dentro del territorio venezolano.



Compartimos íntegramente que: "La palabra guerra no está en mi diccionario cuando pienso en las relaciones de Colombia con sus vecinos…".



No observamos posibilidad alguna de que Juan Manuel Santos cumpla: "Uno de mis propósitos fundamentales como Presidente será reconstruir las relaciones con Venezuela y Ecuador, restablecer la confianza y privilegiar la diplomacia y la prudencia", mientras reconozca el régimen del crimen organizado que preside Chávez y desprecie la lucha del colectivo venezolano para restablecer el Estado de Derecho, la república y la democracia.



"Eso sí un diálogo dentro del respeto mutuo, de cooperación recíproca, de firmeza contra la criminalidad y de comunicación sincera y abierta" tiene que ser con un interlocutor legítimo. ¿Cómo imagina que dialogando con Chávez, con el crimen organizado, mostraría firmeza contra la criminalidad, y podría lograr comunicación sincera y abierta con Venezuela, a través del interlocutor que también entregó la soberanía nacional a naciones e intereses extranjeros y alberga en nuestro territorio, promueve y financia a los enemigos de la institucionalidad y de la soberanía colombiana, a la subversión de las FARC, el ELN y al narcotráfico?



"Las buenas relaciones nos benefician a todos, porque cuando los gobiernos disputan son los pueblos los que sufren". Cierto, la defensa de la soberanía colombiana los ha obligado a disputar con los usurpadores de la representación del Estado en Venezuela, y ha habido sufrimiento socio-económico, pero: ¿qué comparación hay con el sufrimiento espiritual, moral y físico, la persecución y la muerte, relacionado con el proyecto totalitario expansionista y de la destrucción de las democracias del continente, en particular de la de Venezuela y la agresión contra la de Colombia? ¿Abandonará el destino compartido entre Colombia y Venezuela, cuando tiene en sus manos razones jurídicas y políticas claras para tomar la iniciativa y contribuir a restablecer el Estado de Derecho en Venezuela y el respeto por los derechos humanos, que nosotros, con vergüenza reconocemos que no somos capaces de restablecer?



La preocupación por Haití y por su pueblo del Presidente Santos es loable, pero, ¿es menos grave que 140 mil venezolanos hayan sido asesinados y ejecutados en 10 años, y que la impunidad de esos crímenes desborde más del 95%? Adicionalmente, una Venezuela libre, por nuestros compromisos también históricos con Haití, le ofrecería mayores ventajas, equivaldría a la maximización del apoyo para esa nación. Colombia, a pesar de su guerra, no se acerca a estos índices de muerte, ni mucho menos de impunidad, aún antes de la Política de Seguridad Democrática.



Aunque la proclamación de la defensa de los derechos humanos tuvo una clara connotación interna-nacional, invocamos nosotros también los derechos humanos de los millones de colombianos residentes en Venezuela, con el objeto de que la Presidencia de Colombia incorpore este territorio de Venezuela en esa proclama. Ante los riesgos de retroceder en su política de Seguridad Democrática por el peligro de la inestabilidad y la inexistencia de Estado de Derecho en su vecina Venezuela, cuyo régimen indigno declara que limita por el Oeste con las FARC y no con Colombia, ¿va usted a permitir que nuestra locura se consolide y amenace no sólo a los venezolanos y colombianos residentes, sino la propia estabilidad de Colombia y de la región?



Venezuela sería, en mi criterio, el caso que le ofrece al Presidente Santos la más clara forma de realización de que "En este nuevo amanecer tenemos la oportunidad histórica para transformar a Colombia y asumir un positivo protagonismo en el escenario internacional".

Las angustias de los ciudadanos de la patria de nacimiento de Bolívar, la Venezuela de la Gran Colombia, sus herederos y hermanos, compartimos con ustedes, colombianos, y asumimos como propia de los venezolanos la proclama de Juan Manuel Santos:



"Colombianos: ¡ahora es nuestro turno!

Ahora nos toca a nosotros.

El mañana está llamando a la puerta, y entre todos vamos a abrirla para recorrer la senda de la prosperidad.

Porque llegó la hora de la verdad.

Llegó la hora de asumir nuestro destino.

Llegó la hora de enterrar los odios.

Llegó la hora de sembrar concordia.

Llegó la hora de edificar -unidos, como debe ser- un país que nos llene de orgullo, un país digno para nuestros hijos.

Compatriotas:

¡Le llegó la hora a Colombia!".



Compartiríamos que para nuestra "generación bicentenaria", es posible que haya llegado ¡la hora de Venezuela!



Así mismo, compartimos: "Por eso creemos firmemente en la unidad y la confraternidad latinoamericana, que son el legado de nuestros Libertadores y el imperativo de nuestros tiempos……Esta unidad latinoamericana también debe expresarse en solidaridad".

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